La intolerancia y la violencia, incompatibles con la religión

“La intolerancia y la violencia jamás pueden justificarse como respuestas a las ofensas, porque no son compatibles con los principios sagrados de la religión”. Son palabras de Benedicto XVI, quien habló ayer sobre el respeto a la religión y la violencia.

'Es necesario y urgente que las religiones y sus símbolos sean respetados'.

"En el contexto internacional actual –dijo en la recepción concedida al embajador de Marruecos-, la Iglesia católica está convencida de que, para favorecer la paz y la comprensión entre los pueblos (...) es necesario y urgente que las religiones y sus símbolos sean respetados, y que los creyentes no sean objeto de provocaciones que hieran (...) sus sentimientos religiosos”.

“Sin embargo, la intolerancia y la violencia -agregó el Santo Padre- jamás pueden justificarse como respuestas a las ofensas, porque no son compatibles con los principios sagrados de la religión. Por eso, no podemos sino lamentar las acciones de los que sacan provecho deliberadamente de la ofensa causada a los sentimientos religiosos para fomentar actos violentos, ya que su fines son extraños a la religión”.

El Papa concluyó recordando que tanto para los creyentes como para todos los hombres de buena voluntad, el único camino que lleva a la paz y la fraternidad es el del "respeto de las convicciones y de las prácticas religiosas de los demás", para que "de forma recíproca en todas las sociedades, todos tengan asegurado el ejercicio de la religión que han escogido libremente".

Ejercicio libre de la religión

En la audiencia concedida a los prelados de la Conferencia Episcopal de Senegal, Mauritania, Cabo Verde y Guinea Bissau, Benedicto XVI subrayó que la Iglesia en esta región "manifiesta de modo muy visible su amor al prójimo con su compromiso en el desarrollo social", a través de numerosas estructuras eclesiales al servicio de los más pobres. En este servicio, dijo, colaboran personas que no son cristianas; sobre todo, musulmanes. "Los esfuerzos desplegados para un encuentro en la verdad de los creyentes de diferentes tradiciones religiosas contribuirá a la realización concreta del bien auténtico de las personas y de la sociedad".

"Es imprescindible -añadió- profundizar cada vez más en las relaciones fraternas entre las comunidades, para favorecer un desarrollo armonioso de la sociedad, reconociendo la dignidad de cada persona y permitiendo a todos el ejercicio libre de su religión".

Asimismo pidió a los prelados que "por medio de la palabra iluminada por la fe, el testimonio constante de fidelidad al Evangelio y el generoso servicio pastoral" siguieran siendo "puntos de referencia seguros y orientación para todos los compatriotas".