Antes de rezar el Angelus con los fieles congregados en la Plaza de San Pedro el pasado domingo, el Papa señaló que ha comenzado el Adviento, "un itinerario de renovación espiritual en preparación para la Navidad. Resuenan en la liturgia las voces de los profetas, que anuncian al Mesías invitando a la conversión del corazón y a la oración".

"¡Viene Cristo, el Príncipe de la Paz!", exclamó el Santo Padre. "Prepararnos para su nacimiento significa despertar en nosotros y en el mundo entero la esperanza de la paz. Sobre todo, la paz en los corazones, que se construye abandonando las armas del rencor, de la venganza y de toda forma de egoísmo".

Juan Pablo II hizo hincapié en que "el mundo tiene gran necesidad de esta paz. Pienso de modo especial con profundo dolor en los últimos episodios de violencia en Oriente Medio y en el continente africano, así como en aquellos que la crónica cotidiana registra en tantas otras partes de la tierra. Renuevo mi llamamiento a los responsables de las grandes religiones: unamos las fuerzas para predicar la no violencia, el perdón y la reconciliación!".

"En este itinerario de espera y de esperanza que es el Adviento –añadió-, la comunidad eclesial se identifica más que nunca con la Virgen Santísima. Que Ella, la Virgen de la esperanza, nos ayude para que abramos los corazones a Aquel que trae, con su venida entre nosotros, el don inestimable de la paz a toda la humanidad".