“Lo que me sorprende es la unidad de vida”

Jugador con garra, caudillo de la vieja estirpe del fútbol celeste, se coronó campeón mundial con Peñarol; con ocasión de la visita del Papa a Uruguay se acercó al Opus Dei y, como él mismo dice, a su fundador, ya que para conocer la Obra “hay que pasar necesariamente por la figura de Josemaría Escrivá”

Durante 20 años fui futbolista profesional y hoy soy entrenador de fútbol y estoy cursando el segundo ciclo de la facultad de Psicología en la Universidad de la República.

Mi primer conocimiento de la existencia del Opus Dei se produce en el año 1989, por intermedio de mi cuñado, quien en el momento de trasladar la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres (patrona del Uruguay) con ocasión de la visita del Papa Juan Pablo II , conoce a un miembro del Opus Dei. Luego esa relación se profundizó, basada siempre en un amor inmenso por la Virgen.

Esta persona del Opus Dei comienza a concurrir de manera asidua a nuestra casa y en forma natural nos va contando sobre San Josemaría Escrivá y la Obra.

Era un hombre también muy enamorado del fútbol, como yo, gran deportista, quien con mucha capacidad y paciencia fue haciéndonos conocer la figura del fundador de la Obra, ya que para conocer el Opus Dei necesariamente hay que pasar por la figura de Josemaría Escrivá.

Muchas cosas me fueron llamando la atención, pero como al jugador de fútbol se le hace difícil separar su realidad de futbolista de las cosas que le pasan diariamente, me sorprendió en primer lugar la capacidad de perseverancia de Josemaría Escrivá. Esa idea fija de ir por el camino correcto sin dudar, cayéndose, levantándose otra vez para seguir adelante, sin importar triunfos ni derrotas, mirando siempre hacia delante, con un objetivo claro y concreto, con la seguridad y la capacidad invencible de quien es guiado por la mano de Dios.

Eso me lleva muchas veces a pensaren lo que Escrivá decía respecto a que 2 + 2 + Dios es la suma del católico

En ocasión de la venida a Uruguay de monseñor Javier Echevarría, prelado del Opus Dei, se me presentó la oportunidad de hacerle una pregunta y me referí a la lucha diaria de la que habla Josemaría Escrivá y la relacioné con el deporte, viendo como siempre en el último minuto, luego de hacer el último esfuerzo, en definitiva todo queda en manos de Dios. Eso me lleva muchas veces a pensar en lo que Escrivá decía respecto a que 2 más 2 más Dios es la suma del católico.

Veo entonces al futbolista que convierte el gol, mira al cielo y hace la señal de la cruz para agradecer el triunfo terreno que, aunque efímero, sirve para endulzar el alma y mantener viva la ilusión de seguir adelante.

El otro rasgo de su personalidad que me impacta es el de su carácter fuerte, firme pero alejado de todo tinte de soberbia. Con una humildad verdadera decía ser “un burrito de carga”, un simple instrumento torpe en manos de Dios, pero lleno de amor y con un sentido sobrehumano que guiaba su realidad mundana.

Llevando esto otra vez al deporte, cómo no comparar esas características de su vida con las de nuestros deportistas, ya que durante toda la historia hemos visto como la humildad verdadera permite la superación.

Otro aspecto muy repetido y fundamental para San Josemaría y para la Obra es la unidad de vida, ya que generalmente nuestras palabras no coinciden con nuestros actos. Hoy está de moda la frase “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”. Y este es el aspecto fundamental, para mí, de muchos de nuestros problemas: las miserias humanas nos arrastran con demasiada facilidad, caemos vencidos antes de comenzar a luchar porque no tenemos la fuerza ni la resistencia del humilde burrito de carga y perdemos los partidos antes de que el árbitro pite su comienzo.

Mario Saralegui, Ex futbolista campeón del mundo // Libro "San Josemaría y los uruguayos", año 2002