La novedad de centrar el cristianismo en el trabajo

Como empresario ve en la realización de su trabajo, y en la generación de empleo en un país en crisis, el camino por el que Dios quiere que se santifique, apostando a administrar con honradez y transparencia, y a remunerar de forma justa.

Hace ya más de 10 años un amigo me invitó a hacer un retiro en La Cantera. Creo que fue una experiencia única y enriquecedora. Fue mi primer contacto en serio con la Obra y disfruté mucho la predicación por parte de un hombre de fe, verdadero privilegiado para trasmitir y convencer al prójimo, con un altísimo grado de racionalismo y conocimiento, las inquietudes existenciales más profundas que tiene el hombre.

Fue allí que me encontré con la “novedad” que introduce la doctrina de San Josemaría: la santidad en el trabajo y la vida ordinaria. Lo fantástico del planteo del santo es que, en mi modesta opinión, el tema va más allá del propio cristianismo, para encontrar fundamentos profundos que justifican el trabajo como el gran nexo entre el hombre y la comunidad, como el gran equilibrador de la psiquis humana, así como la mejor forma de ofrecer a Dios sus obras, con la perfección que Éste merece.

Fue por la inspiración divina que San Josemaría en el año 1928 constituye la santificación en el trabajo como el punto central de su predicación..

El Concilio Vaticano II ratifica para la Iglesia esta doctrina evangélica: el cristiano es llamado a la santidad, desde el lugar que ocupa en la sociedad, “Todos los fieles, cualesquiera que sean su estado y condición , están llamados por Dios, cada uno en su camino, a la perfección de la santidad”.

El Señor nos llama a todos los cristianos que estamos en medio del mundo, en plena ocupación profesional, para que allí le encontremos, realizando aquella tarea con perfección humana y, a la vez, con sentido sobrenatural, ofreciéndola a Dios.

Como empresario cristiano, me he sentido profundamente inspirado por la propuesta que nos hace San Josemaría

Como empresario cristiano, me he sentido profundamente inspirado por la propuesta que nos hace San Josemaría, pero también he sentido que cuando el desempleo es el que manda, no todos tienen la oportunidad de santificarse en el trabajo.

No debemos olvidarnos que nuestra mejor gente y nuestros jóvenes se van al exterior en búsqueda de mejores horizontes. Nuestro deber como empresario debe ser entonces generar trabajo, generar inversión, atraer empresas que den trabajo, administrar con honradez y transparencia, remunerar a las personas con la mayor justicia, realizar el trabajo con la mayor perfección.

¿Existe acaso inspiración más altruista que el trabajo ofrecido a la comunidad?

La Iglesia, en su búsqueda permanente de hombres trascendentes que con su vida muestran el camino hacia la salvación, colocó el 6 de Octubre del 2002 un nuevo santo en sus altares: San Josemaría. Pidámosle a Dios por su intercesión por nuestro pequeño país y para que logremos dar la solución de trabajo a su gente, lo cual significa dignidad en el alcance de soluciones en la vida terrenal. Buena parte de esta responsabilidad nos cabe a los empresarios.

Orlando Dovat, Empresario // Libro "San Josemaría y los uruguayos", año 2002