Los comienzos

El comienzo de la labor apostólica del Opus Dei en Uruguay fue decidido en el Congreso General de la Prelatura, celebrado en el año 1956, en Einsideln (Suiza).

El 20 de octubre de 1956, los sacerdotes Agustín Falceto y Gonzalo Bueno –de 25 y 28 años de edad respectivamente- llegaron a Montevideo para comenzar la labor apostólica. Ya en 1955, el P. Ricardo Fernández Vallespín –sacerdote que había enviado San Josemaría Escrivá para comenzar el Opus Dei en Argentina - había hecho viajes desde Buenos Aires para predicar algunos retiros.

Los recién llegados se alojaron en una casa del barrio Pocitos (bulevar Artigas casi Canelones), alquilada por el P. Ricardo meses atrás. Pronto comprobaron lo que decía san Josemaría: “Ningún apostolado que hagáis queda sin fruto, hijos míos”. Una persona que había conocido la Obra en Estados Unidos tocó el timbre de la casa y les presentó a un amigo artista que se llamaba Boris Gurewitsch, inmigrante judío ruso. Así nació una profunda amistad con Gurewitsch, quien les regaló óleos y acuarelas que sirvieron para la decoración de la casa. Veinte años más tarde, el 26 de junio de 1975, Boris pidió la admisión en el Opus Dei a su regreso a Alemania.

El P. Agustín Falceto y el P. Gonzalo Bueno celebraron la Navidad de 1956 y el Año Nuevo en Buenos Aires y en Rosario, Argentina, donde el Opus Dei había comenzado establemente en 1950.

Al comenzar el curso 1957, los dos sacerdotes confesaban y daban charlas en los colegios San Juan Bautista y Zorrilla de San Martín. Allí conocieron a jóvenes que empezaron a asistir a los medios de formación. Algunos de ellos, más adelante, siguieron su camino cristiano en la Obra.

El día 2 de mayo, el P. Agustín y el P. Gonzalo recibieron una carta de san Josemaría en la que decía: “Queridísimos: que Jesús me guarde a esos hijos de Montevideo. Un muy bien, a vuestra labor. Y después deciros -que lo sepa don Ricardo- que conviene buscar casa para vuestras hermanas: (...) lo que se desea es encontrar un local -piso o casa no muy grande- donde puedan instalar una escuela del hogar. No importa que empiecen a trabajar ellas antes que lleguen vuestros hermanos. Un abrazo y una cariñosa bendición de vuestro Padre.[1] Buscaron casa y alquilaron una en la calle Solano Antuña, 2856, en la esquina con la calle Roque Graseras, también en el barrio Pocitos.

El 29 de agosto de 1957, llegó de Buenos Aires Carmen Sánchez, que se quedaría varios años en Uruguay. El 22 de septiembre llegaron de España María Isabel (Bey) Gómez del Moral, María Dolores (Loli) Lleó y Julia (Kitty) C. Bonell, que era la primera numeraria argentina. Las mujeres pusieron en marcha una Escuela de Arte y Hogar. El curso 1958 empezó con tres alumnas. Al año siguiente el número ascendió a veinte. En 1962 era ya muy conocida.

La labor apostólica en Uruguay contó en todo momento con la oración y el impulso de san Josemaría, manifestado, entre otras cosas, en sus cartas llenas de afecto. El 8 de mayo de 1957, Agustín Falceto y Gonzalo Bueno tuvieron una grata sorpresa; en una de las cartas que habitualmente les enviaban desde Roma, san Josemaría había añadido de su puño y letra: “Queridísimos, que Jesús me guarde a esos hijos. Muy contento con vuestro trabajo y por el cariño que mostráis al Colegio Romano[2] de la Santa Cruz. Una felicitación muy cariñosa, por su santo, a Gonzalo. Para los dos, un fuerte abrazo y la bendición de vuestro Padre.[3]. Aunque pasaban por graves necesidades económicas, no habían dudado en enviar a Roma un generoso donativo que habían recibido, para ayudar a sacar adelante la construcción del Colegio Romano.

En una carta de junio de 1963 les confiaba: “Queridísimos: que Jesús me guarde a esos hijos. No sabéis cuánta alegría me dan vuestras cartas. Os encomiendo continuamente y estoy seguro de que el Señor y la Santísima Virgen seguirán bendiciendo vuestra labor. Rezad por mí. ¡Cómo me gustaría ir a veros! Os bendice cariñosamente vuestro Padre[4].

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[1] Archivo General de la Prelatura, serie A.3.4, 269-5, 570502-4

[2] Por él han pasado, a lo largo de estos años, cerca de 3000 miembros del Opus Dei venidos a Roma para realizar estudios universitarios de Filosofía, Teología o Derecho Canónico, para crecer en amor a la Iglesia universal y al Papa y para poder ser luego, terminado el período de formación, buenos instrumentos para sacar adelante el Opus Dei, en cualquier parte del mundo.

[3] Archivo General de la Prelatura, serie A.3.4, 269-5, 570502-04

[4] Archivo General de la Prelatura, serie A.3.4, 279-1, 630603-1


Video resumen de la visita del Prelado a Uruguay en agosto de 2013.