“He ido descubriendo la tercera dimensión de las cosas"

Se acercó al Opus Dei a través de una residencia universitaria. Años después de terminar la facultad se hizo de la Obra. Hoy tiene cuatro hijos y ocupa un cargo judicial en la ciudad de Colonia. Reconoce que no le resulta fácil compaginar la vida de familia y su trabajo profesional pero, en la duda, sabe a qué apostar.

Conocí la Obra en mis años universitarios a través de ciertos familiares, cuando comencé a asistir a charlas de formación cristiana que se dictaban en la Residencia Universitaria “Del Mar".

En ese entonces, recuerdo que me impresionaba el ambiente familiar y amable que había en la casa. Posteriormente, gracias a que se me proporcionó una beca, pude pasar a vivir como residente mientras asistía a la Universidad de la República y cursaba la facultad de Derecho.

Pasaron los años, terminé mis estudios, comencé a ejercer mi profesión y en medio de "mi ambiente común y corriente" recibí la vocación a la Obra.

Hoy estoy felizmente casada, tengo 4 hijos de 0, 2, 4 y 6 años, trabajo como abogada entre 4 y 5 horas diarias ocupando un cargo público.

Las enseñanzas de San Josemaría Escrivá que conforman la espiritualidad del Opus Dei han tenido una influencia decisiva en mi vida, y gracias a ellas he encontrado respuesta a muchas interrogantes.

Cuando conocí la Obra me impresionó el buen gusto en el arreglo personal y de los centros, la delicadeza en el trato entre las personas, la alegría y el servicio constante, la amabilidad y paciencia dispensada por las madres de familias numerosas a cada uno de sus hijos. Me parecía que todo ello era algo imposible de alcanzar. Sin embargo, poco a poco fui entendiendo que se trataba de personas que luchaban por tomarse en serio su vida cristiana, sobrenaturalizando su vida ordinaria común y corriente.

Con el transcurso del tiempo, la gracia de Dios y la ayuda de muchas personas he ido descubriendo la tercera dimensión de las cosas, ese algo divino escondido en las cosas más comunes y que antes no lograba ver. He ido aprendiendo que lo importante es luchar contra los defectos personales, recomenzar cada día a pesar de nuestras caídas, sin olvidar que lo importante es el amor que se pone en el quehacer de las cosas más sencillas.

La atención de la familia y el trabajo profesional fuera de casa parecían antes irreconciliables

La atención de la familia y el trabajo profesional fuera de casa parecían antes irreconciliables, sin embargo si bien me cuesta desprenderme de mis gustos y aficiones personales y profesionales, no dudo en poner primero lo que debo cuidar más, esto es la familia, convencida de que Dios me quiere ahí y de que como decía el fundador del Opus Dei, hay que hacer lo que se debe hacer y estar en lo que se hace.

En mi ámbito labroral intento acercar a Dios a mis amigas, sentar criterios morales que son desconocidos o simplemente ayudar a trabajar bien; en mi hogar intento que mis hijos sean piadosos desde niños y serviciales; pero todo esto cuesta y mucho, por ello acudo a la intercesión de San Josemaría para vencer las dificultades.

Muchas veces la incomprensión de los demás, las contrariedades o las preocupaciones familiares llevan a que el desgano o el pesimismo se metan en el alma. Ante esta realidad recuerdo que San Josemaría también los padeció y sin embargo se mantuvo fiel, abandonándose en los brazos de Dios Padre, con una fe envidiable.

La vida del fundador del Opus Dei es testimonio de que para ser feliz también aquí en la tierra hay que gastar la vida sirviendo. Pido a Dios, que con su ayuda, cada cristiano pueda descubrir ese horizonte nuevo, convencida de que vale la pena.

Sandra Peyrot, Funcionaria judicial, Colonia // Libro "San Josemaría y los uruguayos", año 2002