El Centro Rural Ilomba: el necesario pulmón femenino de África

Reportaje de la revista Vida Nueva sobre el Centro Rural Ilomba, "un lugar para fomentar la promoción de niñas y mujeres en Costa de Marfil".

Vanessa Koutuan, en el Centro Rural Ilomba (Costa de Marfil).

PDF: El Centro Rural Ilomba: el necesario pulmón femenino de África (reportaje completo).

Enlace al reportaje original en la página web de la revista Vida Nueva.

El Centro Rural Ilomba: el necesario pulmón femenino de África from Opus Dei

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Vanessa Koutuan, reciente galardonada con el Premio Harambee (concedido por el Opus Dei y que recogió semanas atrás en Madrid), aún no ha cumplido los 30 años y ya ha roto muchos de los tópicos que arrastra la mujer de Costa de Marfil, en África occidental. Dirige un centro social para ayudar a quienes lo necesitan. Y todo en un continente y un país con mil matices, donde la vida en el campo y en la ciudad poco o nada tienen que ver.

Mientras que las grandes poblaciones avanzan, aun con dificultad, la periferia, donde vive el 60% de la población, a duras penas sale adelante.

Hace una década, cuando comenzó a trabajar en Ilomba, tenía 18 años y acababa de entrar a formar parte del Opus Dei como numeraria: “Lo conocía desde hacía varios años, y siempre pensé que Dios me quería ahí". Como la menor de siete hermanos, asegura que en casa le enseñaron “a ver las necesidades de los demás y a pensar en cómo ayudarles".

En las zonas rurales de Costa de Marfil, la educación de la mujer es casi inexistente, no habiendo apenas oportunidades. Por eso, en 1989 se abrió el Centro Rural Ilomba, que consta de un dispensario médico y de una pequeña escuela de formación profesional y alfabetización para mujeres y niñas de la zona de Bingerville. El beato Álvaro del Portillo, por entonces prelado del Opus Dei, puso su primera piedra, y desde entonces muchas historias de superación han pasado por él. Incluso durante los años de guerra civil en Costa de Marfil.

Según Vanessa Koutuan, son “muchas las ocasiones en que se les obliga a casarse porque sus padres necesitan la dote que aporta el marido para sobrevivir; una vez casadas, tienen que conseguir los medios para mantener la casa y a sus hijos. Además, por lo general, la tierra es propiedad del marido, porque lo que se cultiva es de él y, si quiere, puede casarse con otra mujer, ya que la realidad es que la poligamia esta admitida".

En caso de que la familia disponga de medios para pagar una escuela, los recursos siempre van a los chicos porque, según explica la responsable del centro, “en Costa de Marfil, educar a una niña se considera directamente perder el tiempo y el dinero, pues la niña, una vez casada, se irá de casa, pertenecerá a otra familia y no trabajará más para la suya".

Blanca Ruiz

Vida Nueva