Alumnos de una residencia en Québec consiguen becas para refugiados sirios

Las catástrofes naturales y conflictos armados nos hacen más conscientes ante las necesidades que pueda tener el pueblo que las sufre; también nos sensibilizan ante la importancia de la solidaridad entre pueblos, reforzados por el espíritu de caridad cristiana.

Jad, el primer sirio en llegar a la residencia Boisgomin, quiere estudiar un Máster en Ingeniería Biomédica en la Universidad Laval.

Desde 2011, Siria ha sido devastada por una guerra civil. El conflicto ha dejado más de 240.000 muertes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Cerca de cuatro millones de personas han tenido que dejar su país. Otros cuatro millones han abandonado sus hogares. En los últimos cinco años, se estima que dos millones de niños no han podido asistir a la escuela debido al enfrentamiento armado.

Esta terrible situación ha servido de incentivo para la Fundación Haratan de la ciudad de Québec para crear las becas ‘Syria-Boisgomin’ y así intentar alojar tres jóvenes sirios refugiados en la residencia de estudiantes Boisgomin, gestionada por la Fundación.

Jad ayudando a preparar la comida en L'Arche.

Una campaña para traer a tres estudiantes sirios a Québec

"La idea surgió espontáneamente después de oír a nuestros compañeros sirios hablar sobre la situación de su país", comenta Yves St-Maurice, presidente de la Junta de Haratan. "Las casas de sus amigos en Aleppo estaban siendo bombardeadas, los ciudadanos no tenían agua ni electricidad, las escuelas y universidades estaban cerradas, lo que impide a los jóvenes continuar sus estudios. Era terrible. Así fue como se nos ocurrió que debíamos intentar sacar por lo menos a tres estudiantes de esa situación. Merecía la pena intentarlo".

Cartel de la campaña de recolección de fondos de la Residencia Boisgomin.

Así fue como comenzamos una campaña de recolección de fondos. Cada uno de los residentes debía hacer una lista de amigos e ir pidiendo su colaboración, uno por uno. Los jóvenes de la residencia encargaron unas pulseras que comenzaron a llevar ellos mismos y luego las vendían a sus compañeros. La parroquia de uno de la Fundación incluso adoptó el proyecto como propio durante la época de Adviento y las colectas de los domingos se destinaron para la campaña de las becas Syria-Boisgomin.

Jad está preparado para el invierno de Québec.

Me recibieron como a un hermano

Gracias al proyecto, ya han conseguido traer al primer estudiante sirio a la ciudad de Québec. Su nombre es Jad y le gustaría hacer un Máster en Ingeniería Biomédica en la Universidad Laval. "Me recibieron como un hermano en la residencia Boisgomin. Me ayudaron a apuntarme a clases de francés y a reunirme con los profesores de las asignaturas que más me interesan", comenta Jad. "Me está costando un poco acostumbrarme al frío del invierno de Québec, pero en el mismo aeropuerto me dieron buenos abrigos para protegerme".

Vídeo en francés, sobre la iniciativa de la Residencia Boisgomin (TV de la Iglesia católica de Québec)

Boisgomin ya está con los trámites de los visados de otros dos estudiantes sirios para ir a Canadá en los próximos meses. "Todavía nos queda un largo camino para alcanzar las metas propuestas en la campaña de recolección de fondos", asegura Yves St-Maurice, "pero estamos seguros de que lo lograremos gracias a la generosidad de la gente. Esperamos también en que estos estudiantes puedan volver a su tierra y ayuden a reconstruir lo que ha sido destruido una vez que haya acabado la guerra".